Tuvo que ser en este momento, cuando los cristianos nos encontramos perdidos, sin referente al que agarrarnos en la tierra por la absoluta desidia en la que se encuentra la sociedad actual, desde su primera pieza hasta la última, cuando apareció la luz. Una luz que nos indique que hay otros caminos, que no tenemos que vernos subsumidos por esta corriente del todo vale, una luz que no se pliegue ante los deseos del poder sino que se revele frente a ellos cuando estos actúan de manera injusta. Fue en este momento, cuando apareció Manolo Buiza. Ante un grupo reducidísimo de personas, debido a que esta conmemoración de la Navidad se ha convertido en una fiesta de desenfreno. Sin embargo, con estas imágenes tomadas con nuestra cámara, queremos compartir con el mundo este momento mágico, en el que el hombre vuelve a Dios, en el que un Franciscano consigue llevarnos a las mismas puertas del cielo a hablar con Dios, a pedirle perdón por no haber actuado antes ante este genocidio contra la persona, no solo en la forma del vientre de la mujer como gólgota, sino en el respeto a la mujer, y a las personas en cada instante de la vida. En la actual sociedad carente de valores y en esa persecución por lo "progre" que deja de lado cualquier respeto por la vida de las personas, los cristianos nos hemos visto indefensos, sin una luz que nos diga que esto no puede seguir así. Hemos estado en las manifestaciones por la vida que han reunido a más de 2.000.000 de personas pero nadie nos escuchó porque nadie supo expresarlo y hacernos ver las cosas como Manolo Buiza. Nadie nos hizo reflexionar ni nadie nos llenó el corazón de estas ganas de actuar. Hermanos, porque es necesario revelarse y parar de dejarnos llevar, deberíamos empezar a pensar en como actuar frente a estas situaciones en lugar de escoger el placebo que se nos da desde el poder. Actuemos ya, desde la paz y el bien pero desde la insistencia de quien sabe que tenemos el respaldo de quien por revelarse fue sacrificado, pero al mismo tiempo glorificado por ser la persona más influyente de la historia de la humanidad. Que nos hacemos llamar siervos de Jesucristo cuando ni siquiera protestamos con la boca pequeña ante las injusticias de la humanidad. Espero que las jerarquías eclesiásticas y la Unión de Cofradías Penitenciales, escuchen, sigan y admiren a esta luz que nos iluminó anoche.

Ya en la homilía nos había llevado de la mano para conocer a San José como nunca antes nos lo habían mostrado. Fue un magnífico prolegómeno a lo que nos enmudecería después.

Gracias Buiza por iluminarnos el camino.